También les dijo: «Yo les doy de la tierra todas las plantas que producen semilla y todos los árboles que dan fruto con semilla; todo esto les servirá de alimento.»
Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede esconderse.
Hemos llegado a tener parte con Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin la confianza que tuvimos al principio.
Busquen la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.
Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo.
Produzcan frutos que demuestren arrepentimiento.
Por eso les digo: No se preocupen por su vida, qué comerán o beberán; ni por su cuerpo, cómo se vestirán. ¿No tiene la vida más valor que la comida, y el cuerpo más que la ropa?
Si alguien reconoce que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios.
El que va tras la justicia y el amor halla vida, prosperidad y honra.
Yo soy el camino, la verdad y la vida —le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí.