Versículos de la Biblia / Antiguo Testamento / Proverbios
El que mucho habla, mucho yerra; el que es sabio refrena su lengua.
La gente chismosa revela los secretos; la gente confiable es discreta.
Con el orgullo viene el oprobio; con la humildad, la sabiduría.
El dinero mal habido pronto se acaba; quien ahorra, poco a poco se enriquece.
Más vale tener poco, con temor del Señor, que muchas riquezas con grandes angustias.
El que atiende a la palabra prospera. ¡Dichoso el que confía en el Señor!
Más vale ser paciente que valiente; más vale el dominio propio que conquistar ciudades.
El corazón del hombre traza su rumbo, pero sus pasos los dirige el Señor.
Con regalos se abren todas las puertas y se llega a la presencia de gente importante.
Al necio no le complace el discernimiento; tan solo hace alarde de su propia opinión.
De todo hombre se espera lealtad. Más vale ser pobre que mentiroso.
Porque el Señor da la sabiduría; conocimiento y ciencia brotan de sus labios.
Trampa es consagrar algo sin pensarlo y más tarde reconsiderar lo prometido.
El que va tras la justicia y el amor halla vida, prosperidad y honra.
Los ricos son los amos de los pobres; los deudores son esclavos de sus acreedores.
Quien encubre su pecado jamás prospera; quien lo confiesa y lo deja halla perdón.
El necio da rienda suelta a su ira, pero el sabio sabe dominarla.
Engañoso es el encanto y pasajera la belleza; la mujer que teme al Señor es digna de alabanza.
¡Levanta la voz por los que no tienen voz! ¡Defiende los derechos de los desposeídos!
Yo te guío por el camino de la sabiduría, te dirijo por sendas de rectitud.
Hijo mío, obedece el mandamiento de tu padre y no abandones la enseñanza de tu madre.