Versículos de la Biblia por tema / Hablando
No devuelvan mal por mal ni insulto por insulto; más bien, bendigan, porque para esto fueron llamados, para heredar una bendición.
Y, cuando los arresten y los sometan a juicio, no se preocupen de antemano por lo que van a decir. Solo declaren lo que se les dé a decir en ese momento, porque no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu Santo.
La gente chismosa revela los secretos; la gente confiable es discreta.
Todos fallamos mucho. Si alguien nunca falla en lo que dice, es una persona perfecta, capaz también de controlar todo su cuerpo.
Las palabras del sabio son placenteras, pero los labios del necio son su ruina.
El que mucho habla, mucho yerra; el que es sabio refrena su lengua.
Al necio no le complace el discernimiento; tan solo hace alarde de su propia opinión.
¡Levanta la voz por los que no tienen voz! ¡Defiende los derechos de los desposeídos!
Por la palabra del Señor fueron creados los cielos, y por el soplo de su boca, las estrellas.
Tú, en cambio, predica lo que está de acuerdo con la sana doctrina.
En mi angustia invoqué al Señor; clamé a mi Dios, y él me escuchó desde su templo; ¡mi clamor llegó a sus oídos!
No me llega aún la palabra a la lengua cuando tú, Señor, ya la sabes toda.
Y al orar, no hablen solo por hablar como hacen los gentiles, porque ellos se imaginan que serán escuchados por sus muchas palabras.
Porque la profecía no ha tenido su origen en la voluntad humana, sino que los profetas hablaron de parte de Dios, impulsados por el Espíritu Santo.
No tengan nada que ver con las obras infructuosas de la oscuridad, sino más bien denúncienlas, porque da vergüenza aun mencionar lo que los desobedientes hacen en secreto.
Den gracias al Señor, invoquen su nombre; den a conocer sus obras entre las naciones.
Ustedes ya están limpios por la palabra que les he comunicado.
Se les aparecieron entonces unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos. Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en diferentes lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse.
Después de haber orado, tembló el lugar en que estaban reunidos; todos fueron llenos del Espíritu Santo, y proclamaban la palabra de Dios sin temor alguno.
Caí al suelo y oí una voz que me decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”