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Interpretación de la Biblia / Romanos 8:26

Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras.

La carta de Pablo a los Romanos 8 presenta una serie de verdades fundamentales sobre la relación entre Dios y Sus hijos y cómo el Espíritu Santo les ayuda en sus debilidades. El versículo 26 de este capítulo nos llama a considerar cómo el Espíritu nos ayuda cuando no sabemos qué pedir o cómo orar adecuadamente.

La debilidad humana y la necesidad de la ayuda divina

En primer lugar, es importante notar que Pablo habla de “nuestra debilidad”. En otras palabras, reconoce las limitaciones y la fragilidad de la existencia humana y que a veces nuestras dificultades pueden parecer insuperables y no sabemos cómo afrontarlas.

La importancia de la oración y la intercesión del Espíritu Santo

En este contexto, Pablo nos enseña que el Espíritu Santo es una ayuda divina. Él dice que el Espíritu intercede por nosotros con gemidos indecibles. Es decir, cuando no sabemos qué pedir o cómo orar correctamente, el Espíritu Santo nos guía e intercede por nosotros ante el Padre Celestial. Ésta es una verdad poderosa y reconfortante.

Podemos estar seguros de que el Espíritu Santo nos ayuda y nos guía en medio de nuestras debilidades, y que nuestras oraciones se hacen más eficaces por Su presencia y ayuda.

Libro: Nuevo Testamento / Romanos
Temas: equipo, Oración, hablando, Espíritu, debilidad
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