Interpretación de la Biblia / Romanos 10:9
Romanos 10:9 es uno de los versículos más importantes y fundamentales en la enseñanza cristiana, pues establece que la única manera de alcanzar la salvación es confesando la fe en Jesucristo como Señor y creyendo en Su resurrección.
Confesión de fe
El versículo comienza con la frase: “Que, si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor”. La palabra “confiesas” implica una declaración pública de nuestra fe. Es decir, no basta creer con todo el corazón en la existencia de Jesús, también hay que proclamarlo públicamente.
La confesión no es sólo una expresión de nuestra fe, sino también un acto de sumisión y obediencia a Dios. En Lucas 12:8 Jesús dijo: “Les aseguro que a cualquiera que me confiese delante de los demás, también el Hijo del hombre lo confesará delante de los ángeles de Dios”. En otras palabras, al confesar nuestra fe en Jesús, también aseguramos que Él nos reconocerá públicamente ante los ángeles de Dios.
Creencia en la resurrección
La segunda parte del versículo dice: “y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos”. La palabra “crees” implica una profunda convicción personal. Es decir, no basta simplemente aceptar la idea de la resurrección, sino que hay que creer en ella con todo nuestro ser.
La Resurrección es el acontecimiento más importante de la historia del cristianismo porque es la prueba irrefutable de que Jesús era el Hijo de Dios. Al creer en la resurrección, afirmamos nuestra fe en la soberanía divina y la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte.
La promesa de salvación
El versículo termina con la promesa: “serás salvo”. Esta frase resume todo el significado del versículo, pues establece que la confesión y la fe son los requisitos esenciales para obtener la salvación.
La salvación es el regalo más preciado que podemos recibir porque es la liberación de la esclavitud del pecado. Al alcanzar la salvación, aseguramos para nosotros la vida eterna en el Reino de Dios, donde gozaremos de completa paz y felicidad.