Versículos de la Biblia por tema / Vecino
Vi además que tanto el afán como el éxito en la vida despiertan envidias. Y también esto es absurdo; ¡es correr tras el viento!
En efecto, toda la ley se resume en un solo mandamiento: «Ama a tu prójimo como a ti mismo».
Este mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros. Así como yo los he amado, también ustedes deben amarse los unos a los otros.
Este es el mensaje que han oído desde el principio: que nos amemos los unos a los otros.
El segundo es: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. No hay otro mandamiento más importante que estos.
Que el Señor los haga crecer para que se amen más y más unos a otros, y a todos, tal como nosotros los amamos a ustedes.
Por eso, anímense y edifíquense unos a otros, tal como lo vienen haciendo.
Precisamente por eso, esfuércense por añadir a su fe, virtud; a su virtud, entendimiento; al entendimiento, dominio propio; al dominio propio, constancia; a la constancia, devoción a Dios; a la devoción a Dios, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.
Pues, si yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros.
Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: —Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar a mi hermano que peca contra mí? ¿Hasta siete veces? —No te digo que hasta siete veces, sino hasta setenta y siete veces —le contestó Jesús—.
Pero, mientras mantenían a Pedro en la cárcel, la iglesia oraba constante y fervientemente a Dios por él.
Por tanto, no tienes excusa tú, quienquiera que seas, cuando juzgas a los demás, pues al juzgar a otros te condenas a ti mismo, ya que practicas las mismas cosas.
Cada uno debe agradar al prójimo para su bien, con el fin de edificarlo.
El que tiene dos camisas debe compartir con el que no tiene ninguna —les contestó Juan—, y el que tiene comida debe hacer lo mismo.
En esto conocemos lo que es el amor: en que Jesucristo entregó su vida por nosotros. Así también nosotros debemos entregar la vida por nuestros hermanos.
Sobre todo, ámense los unos a los otros profundamente, porque el amor cubre multitud de pecados.
Ámense los unos a los otros con amor fraternal, respetándose y honrándose mutuamente.
Si es posible, y en cuanto dependa de ustedes, vivan en paz con todos.
Porque los mandamientos que dicen: «No cometas adulterio», «No mates», «No robes», «No codicies», y todos los demás mandamientos, se resumen en este precepto: «Ama a tu prójimo como a ti mismo».
El amor no perjudica al prójimo. Así que el amor es el cumplimiento de la ley.
Hay quien considera que un día tiene más importancia que otro, pero hay quien considera iguales todos los días. Cada uno debe estar firme en sus propias opiniones.
Por tanto, dejemos de juzgarnos unos a otros. Más bien, propónganse no poner tropiezos ni obstáculos al hermano.
Por tanto, acéptense mutuamente, así como Cristo los aceptó a ustedes para gloria de Dios.
Que nadie busque sus propios intereses, sino los del prójimo.
Ayúdense unos a otros a llevar sus cargas, y así cumplirán la ley de Cristo.