Interpretación de la Biblia / Marcos 12:31
En el Evangelio de Marcos, Jesús enseña que el segundo mandamiento más importante es amar al prójimo como a uno mismo. Esta enseñanza es una continuación natural del mandamiento anterior, que es amar a Dios con todo tu corazón, con todas tus fuerzas y con toda tu mente. Jesús enseña que no hay otros mandamientos mayores que estos dos.
Una pregunta natural que muchos pueden hacerse al leer este versículo es: ¿Quién es nuestro prójimo? Jesús respondió a esta pregunta en la parábola del buen samaritano. En la historia, un hombre fue atacado y herido en la vía. Tres hombres pasan junto a él, pero sólo el samaritano se detiene y ayuda al hombre. Jesús muestra que nuestro prójimo es cualquier persona necesitada, incluso alguien que no conocemos o pertenecemos a una religión o cultura diferente.
El mandamiento de amar a nuestro prójimo es fundamental para nuestras relaciones con los demás. Este mandamiento nos llama a mirar más allá de nuestras diferencias y ver a todas las personas como iguales ante Dios. La práctica de amar a los demás tiene muchas consecuencias concretas en nuestra vida diaria: ayudar a los necesitados, compasión por quienes sufren, perdón de quienes nos hacen daño y una actitud de servicio a los demás.
Una parte esencial del mandamiento de amar a los demás es amarnos a nosotros mismos. Lo que necesitamos no es egocentrismo, sino una actitud sana hacia nuestro valor humano y la imagen de Dios que llevamos dentro de nosotros. Si aprendemos a amarnos a nosotros mismos y a tratarnos con respeto, podremos proyectar ese amor y respeto en los demás.