Interpretación de la Biblia / Romanos 6:14
Romanos 6:14 ocurre en el contexto de las epístolas de Pablo. En estas cartas, el apóstol Pablo explica la doctrina de la salvación mediante la fe en Jesucristo.
En Romanos 6, Pablo habla sobre el pecado y cómo podemos ser liberados del poder del pecado al aceptar a Jesús como Salvador. En este versículo, Pablo llama a los romanos (y por extensión a todos los cristianos) a vivir en libertad por la gracia de Dios.
El pecado no debe tener dominio sobre ti
El primer pensamiento de este versículo es claro: el pecado no es dueño de nuestras vidas si estamos bajo la gracia de Dios. Pero ¿qué significa esto exactamente? En primer lugar, significa que los cristianos ya no necesitan temer la condenación eterna por sus pecados.
La muerte y resurrección de Jesucristo nos ha liberado del poder del pecado y de la muerte. Pero esta libertad no significa que podamos hacer lo que queramos. Por el contrario, significa que podemos vivir para agradar a Dios en lugar de satisfacer nuestros propios deseos egoístas.
No estamos bajo la Ley
Otro punto importante en este versículo es que los cristianos no están bajo la Ley. Esto significa que ya no estamos obligados a seguir todas las leyes y rituales del Antiguo Testamento. En cambio, la gracia de Dios nos ofrece un camino a través del cual podemos tener una relación personal con Él.
Como cristianos, somos justificados no por nuestras obras, sino por nuestra fe en Jesús como Salvador. Sin embargo, esto no significa que la Ley no tenga valor para los cristianos. La ley nos muestra la santidad y perfección de Dios y nos ayuda a comprender mejor la gracia que nos ha sido dada.
Bajo la gracia
Finalmente, este versículo lleva un profundo mensaje de esperanza y consuelo para los cristianos. Estamos bajo la gracia de Dios, lo que significa que Él nos ama y nos acepta incluso cuando fallamos.
La gracia de Dios es inmerecida y es un regalo que se nos da a través de la fe en Jesucristo. Esto significa que no tenemos que trabajar para ganar la aprobación de Dios, y no tenemos que ser perfectos para ser amados por Él. En cambio, podemos confiar en la gracia de Dios y vivir en libertad y paz.