Interpretación de la Biblia / Romanos 8:1-2

Romanos 8:1-2 son declaraciones poderosas porque muestran que los que están en Cristo Jesús no están sujetos a condenación. El pecado nos separa de Dios, y si no podemos liberarnos de la culpa asociada con el pecado, no podemos liberarnos de sus consecuencias: la muerte. Sin embargo, el sacrificio de Jesús en la cruz nos libera del pecado y de la muerte, permitiéndonos vivir una nueva vida de libertad.

Los que están en Cristo Jesús

Estos versículos también nos enseñan lo importante que es estar en Cristo Jesús. Los que están en Jesucristo no viven según la carne, sino según el Espíritu. Esto significa alejarnos del pecado y buscar la guía del Espíritu Santo en nuestras vidas. El Espíritu Santo es quien nos ayuda a vivir según la voluntad de Dios, y cuando caminamos en el Espíritu, experimentamos libertad y paz.

La ley del Espíritu de vida

Es importante entender que en el contexto de la carta a los Romanos, “ley” se refiere principalmente a la ley de Moisés o la ley antigua, que tenía como objetivo enseñar el camino hacia Dios y revelar la santidad de Dios. Sin embargo, esta ley no podía salvar a nadie, porque nadie podía cumplirla en su totalidad.

Por otro lado, la ley del Espíritu de vida se refiere a la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas que nos permite someternos a la voluntad de Dios y vivir en libertad y victoria sobre el pecado.

Liberación de la ley del pecado y de la muerte

En Cristo Jesús somos liberados del poder del pecado y de la muerte. La antigua ley no podía salvarnos, pero la obra de Jesús en la cruz y la venida del Espíritu Santo nos dieron la libertad que nunca tuvimos.

Ahora podemos guardar los mandamientos de Dios no por obligación, sino por amor a Él y a la vida que nos ha sido dada. En lugar de vivir bajo el yugo del pecado y de la muerte, podemos vivir en la libertad y la plenitud de la vida que Dios ha prometido.