Interpretación de la Biblia / Romanos 3:23-24
Romanos 3:23-24 captura muy bien la realidad de nuestra posición como humanos en relación con Dios: todos hemos pecado y estamos destituidos de la gloria de Dios. El pecado es una realidad no sólo en la vida de quienes no conocen a Dios, sino también en la vida de los creyentes. Nadie es perfecto y todos tenemos defectos y debilidades que nos alejan de la voluntad de Dios.
Consecuencias del pecado
El pecado no sólo nos aleja de Dios, sino que también tiene graves consecuencias en nuestras vidas. La Biblia deja claro que el pecado trae muerte, tanto física como espiritual.
La muerte física significa la separación final del cuerpo y el alma, mientras que la muerte espiritual significa la separación de Dios y la incapacidad de disfrutar de la vida eterna en Su presencia.
El plan de Dios para nuestra salvación
A pesar de nuestro estado pecaminoso, hay buenas noticias para todos nosotros. Dios no nos deja en esta situación de pobreza espiritual, sino que ha creado un plan para nuestra salvación. La Biblia enseña que Dios envió a Su Hijo Jesucristo al mundo para morir por nuestros pecados y resucitar al tercer día para que todo aquel que en Él cree tenga vida eterna.
Justificados gratuitamente
Cuando el pasaje dice que somos justificados gratuitamente por su gracia, significa que no podemos ganar la salvación por nuestras propias obras o méritos. Al contrario, es un don de Dios, que debemos recibir mediante la fe en Cristo Jesús. La gracia de Dios significa Su amor y misericordia por nosotros a pesar de nuestros pecados.
Además, la expiación que es en Cristo Jesús es la obra que Él realizó en la cruz al sacrificarse por nuestros pecados. Él se convirtió en nuestra expiación, pagando el precio que nosotros no podíamos pagar. Por medio de Su muerte y resurrección tenemos acceso a la gracia y justificación de Dios.