Interpretación de la Biblia / Juan 12:26
Juan 12:26 es un versículo clave para entender lo que significa seguir verdaderamente a Jesús. En este versículo, Jesús ofrece a sus seguidores una invitación clara y directa a seguirlo y, a su vez, promete que quienes lo sigan serán honrados por su Padre.
El versículo comienza con las palabras: “Quien quiera servirme debe seguirme”. En este sentido, Jesús invita a sus seguidores a seguirlo activa y devotamente. La palabra “servicio” en este contexto puede entenderse como algo más que la simple obediencia a los mandamientos de Dios. En la cultura antigua, el acto de servir a alguien estaba profundamente arraigado en las relaciones sociales. Servir a alguien significaba ofrecerle continuamente ayuda y apoyo, buscando satisfacer sus necesidades y deseos.
Así, Jesús dice que quienes le siguen activa y fielmente también deben estar dispuestos a servir a los demás. Esto nos hace pensar en nuestra propia actitud hacia los demás: ¿estamos dispuestos a servirles también? ¿Estamos dispuestos a poner sus necesidades por encima de las nuestras?
Luego Jesús continúa: “y donde yo esté, allí también estará mi siervo”. En este sentido, este versículo nos recuerda que seguir a Jesús no es sólo una cuestión de obediencia, sino que implica también estar cerca de Él, apoyarlo y acompañarlo en su obra en la tierra. Esto implica estar cerca de otras personas que aman y sirven a Dios y ser un ejemplo para ellas.
Finalmente, Jesús promete: “A quien me sirva, mi Padre lo honrará”. Este es un recordatorio importante para aquellos que buscan seguir a Jesús y servir a los demás. La idea de ser glorificado por Dios es una motivación poderosa para muchos creyentes porque nos da una razón para perseverar en los momentos de dificultad y adversidad. Sin embargo, también es importante recordar que este honor no se basa en nuestros propios méritos, sino en la gracia y la misericordia de Dios.