Interpretación de la Biblia / Colosenses 3:2
El libro de Colosenses fue escrito por el apóstol Pablo a la iglesia de Colosas, una ciudad en la región de Frigia, en Asia menor. Los cristianos de esta comunidad estaban bajo presión por parte de los judíos legalistas y de los filósofos que desafiaban su fe. Pablo escribió para fortalecer su fe, su conocimiento de Jesucristo, y para animarlos a vivir una vida práctica, coherente con su fe. En este versículo, el apóstol les insta a concentrarse en las cosas eternas y no en las temporales.
La invitación de Pablo para enfocarnos en las cosas de arriba y no en las de la tierra es fundamental en nuestra vida cristiana para caminar en un camino de fe y ayudarnos a no caer en las tentaciones cotidianas. El apóstol nos recuerda que hay realidades más importantes y eternas que necesitamos mantener en el centro de nuestras vidas.
La "tierra" se refiere a todo lo que es temporal, material y efímero, incluyendo nuestras preocupaciones personales, el dinero, la fama, los lujos, y las relaciones superficiales.
En contraposición, "las cosas de arriba" se refieren a las verdades espirituales, eternas y trascendentes que dan sentido a nuestra existencia y que son fundamentales para nuestra vida.
Si estamos constantemente concentrados en las cosas terrenales, corremos el riesgo de perder de vista lo que es realmente importante y se nos hace difícil discernir lo esencial de lo no esencial, lo que nos conduce a caer en tentaciones, enojos y malas decisiones. Pero si nuestra mente está en las cosas celestiales, tendremos una visión más clara de lo que es importante y seremos capaces de tomar decisiones más sabias y gozosas.
A. T. Robertson escribe: “La vida cristiana significa que el cristiano busca y piensa en las cosas celestiales. Sus pies caminan sobre la tierra, pero su cabeza está entre las estrellas. Vive en la tierra como ciudadano del cielo". (Robertson, Intelectuales, pág. 149.)