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Interpretación de la Biblia / Romanos 8:16

El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios.

La Epístola a los Romanos es una de las epístolas más importantes del apóstol Pablo en la Biblia. En él encontramos algunos de los conceptos más importantes y fundamentales de la teología cristiana. Uno de estos conceptos es el de la relación divina, que se expresa claramente en Romanos 8:16.

Origen divino

El parentesco divino es un término teológico para la relación entre Dios y Su pueblo. La Biblia enseña que todos los creyentes son hijos de Dios, no literalmente, sino como expresión de la relación cercana y amorosa de Dios con Su pueblo. Esta relación se basa en la fe en Jesucristo y en la obra redentora que Él realizó en la cruz.

La obra del Espíritu Santo

En Romanos 8:16 Pablo nos dice que el Espíritu Santo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. Esto significa que es el Espíritu Santo quien nos convence de nuestra relación divina.

Es Él quien nos hace saber que somos amados por Dios y que tenemos acceso a Su presencia en todo momento. El Espíritu Santo también nos guía y nos ayuda en nuestra vida diaria, fortaleciéndonos y capacitándonos para vivir según la voluntad de Dios.

La importancia del origen divino

El parentesco divino es un concepto fundamental de la teología cristiana porque nos muestra el amor y la misericordia de Dios hacia nosotros. Saber que somos hijos de Dios nos da la confianza de que Él nos ama y nos cuida incluso en los momentos más difíciles de nuestras vidas.

Además, la filiación divina nos da una identidad profunda y significativa que va más allá de cualquier etiqueta o identidad superficial que podamos tener.

Libro: Nuevo Testamento / Romanos
Temas: niños, Dios, Espíritu
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