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Interpretación de la Biblia / Gálatas 2:15-16

Nosotros somos judíos de nacimiento y no “pecadores paganos”. Sin embargo, al reconocer que nadie es justificado por las obras que demanda la ley, sino por la fe en Jesucristo, también nosotros hemos puesto nuestra fe en Cristo Jesús, para ser justificados por la fe en él y no por las obras de la ley; porque por estas nadie será justificado.

Algunos de los versículos más importantes de la Biblia son Gálatas 2:15-16. En estos versículos, el apóstol Pablo explica que judíos y gentiles son iguales ante los ojos de Dios y que la salvación no se puede obtener por las obras de la ley, sino sólo por la fe en Jesucristo. Esta enseñanza es una parte fundamental del cristianismo.

Judíos y gentiles

Pablo se dirige a sí mismo y a otros judíos que se han convertido al cristianismo. Al decir “somos judíos por nacimiento”, Pablo indica que él y sus compañeros nacieron en la religión judía y desde la niñez siguieron las leyes y tradiciones de esta fe.

Sin embargo, Pablo no se considera superior a los gentiles, ya que ambos grupos son igualmente pecadores a los ojos de Dios. De hecho, Pablo se ganó la reputación de ser un defensor de la igualdad entre judíos y gentiles en la iglesia cristiana primitiva.

Este pasaje es importante porque reconoce la igualdad de todas las personas ante los ojos de Dios, independientemente de su origen étnico o religioso. Esto también es importante porque muestra que convertirse al cristianismo no significa abandonar la propia historia y herencia religiosa.

Justificación por la fe y no por las obras

En este pasaje, Pablo enfatiza que la justificación no viene por las obras de la ley. Esto significa que nuestras acciones no son suficientes para hacernos justos ante los ojos de Dios. No podemos ganar la salvación mediante nuestras buenas obras ni guardando los mandamientos de la Ley. En cambio, la justificación sólo puede obtenerse mediante la fe en Jesucristo.

La fe en Jesucristo es la clave de nuestra salvación, porque sólo a través de Él podemos ser justificados ante Dios. La gracia de Dios nos es dada cuando confiamos en Jesucristo como nuestro Salvador, y no hay nada que podamos hacer para merecer esta gracia. Esto significa que no hay nada que podamos hacer para ganarnos la salvación; Sólo podemos recibir el don de la gracia de Dios a través de la fe en Jesucristo.

Libro: Nuevo Testamento / Gálatas
Temas: fe, ley, justicia
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