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Interpretación de la Biblia / Romanos 1:16

A la verdad, no me avergüenzo del evangelio, pues es poder de Dios para la salvación de todos los que creen: de los judíos primeramente, pero también de los gentiles.

El versículo bíblico Romanos 1:16 es uno de los más alentadores que podemos encontrar. En este pasaje, el apóstol Pablo expresa su confianza en el poder del Evangelio para salvar a todas las personas que creen en él, independientemente de su origen étnico.

El poder de Dios

El versículo comienza afirmando la importancia del evangelio. En la cultura del Imperio Romano, predicar el Evangelio de Jesucristo era visto como una locura y un engaño. Sin embargo, Pablo no tenía miedo de llamarse cristiano y predicador del Evangelio.

Para él, el Evangelio no era sólo una teoría o una idea, sino el poder de Dios que podía salvar a la gente. En lugar de avergonzarse de su fe, Pablo estaba orgulloso de predicar el evangelio y de lo que Dios había hecho en su vida.

¿Qué es el Evangelio?

El término “evangelio” significa “buena noticia”. Para los cristianos, el Evangelio es el mensaje de que tanto amó Dios al mundo que dio a Su Hijo unigénito para morir por los pecados de la humanidad. A través de la fe en Jesús, las personas pueden recibir el perdón de sus pecados y obtener la salvación eterna.

Sin etnia

Romanos 1:16 también enfatiza que el poder del evangelio está disponible para todas las personas, independientemente de su origen étnico. En la cultura del mundo antiguo, había límites claros entre judíos y gentiles (personas que no eran judías), y muchos judíos creían que el mensaje del evangelio estaba destinado únicamente a ellos.

Pero Pablo rechazó esta posición, declarando que el evangelio es para todos, sin distinción de raza o nacionalidad. La salvación está disponible tanto para judíos como para gentiles.

Unidad en la diversidad

Esta afirmación es una de las mayores fortalezas del cristianismo, pues el mensaje de la Biblia promueve la unidad en la diversidad. Los cristianos creen que, aunque todos somos diferentes en raza, género o cultura, todos somos iguales en nuestra necesidad de salvación.

No importa de dónde vengamos, nuestro valor ante Dios no se basa en lo que hacemos o de dónde venimos, sino en nuestra fe en Él. Como resultado, los cristianos están llamados a tratar a todos con amor y respeto, independientemente de su nacionalidad o etnia.

Libro: Nuevo Testamento / Romanos
Temas: Evangelización, fe, Salvación
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