Interpretación de la Biblia / Juan 15:16
A simple vista, estas palabras de Jesús pueden parecer confusas y difíciles de comprender. ¿Qué significa el hecho de que Él nos eligió y nos puso para llevar fruto? ¿A qué se refiere Jesús con "fruto" en este contexto? ¿Cómo podemos aplicar este versículo en nuestra vida diaria?
En la primera parte del versículo, Jesús declara que no somos nosotros quienes lo elegimos a Él, sino que fue Él quien nos eligió a nosotros. Esta es una verdad fundamental de la fe cristiana: la salvación es un regalo divino, no una recompensa que obtenemos por nuestros propios méritos. Fue Dios quien tomó la iniciativa de redimirnos y reconciliarnos con Él a través de la obra de Jesús en la cruz. La elección divina es una muestra del amor y la gracia de Dios hacia nosotros, aún cuando no lo merecíamos.
En la segunda parte del versículo, Jesús nos dice que nos eligió para que vayamos y llevemos fruto. ¿A qué se refiere con "fruto"? En la Biblia, el fruto se utiliza a menudo como una metáfora para describir el resultado tangible de la vida guiada por Dios. Esto puede incluir obras de justicia, la conversión de los pecadores, la formación de discípulos y el crecimiento espiritual personal.
Es decir, el fruto es todo lo que hacemos como cristianos que tiene un resultado positivo y duradero.
Además, Jesús agrega que este fruto debe permanecer. Es decir, nuestras acciones y esfuerzos deben tener un impacto duradero en la vida de las personas y en la expansión del Reino de Dios. No se trata de hacer cosas buenas solo para sentirnos bien temporalmente, sino de trabajar diligentemente en el plan de Dios y dejar una huella eterna en el mundo.
Finalmente, Jesús nos señala que todo lo que pidamos al Padre en su nombre, Él nos lo dará. Esta es una promesa poderosa y reconfortante para cualquier creyente. La clave de esta promesa radica en el hecho de que debemos pedir en el nombre de Jesús. Esto significa que nuestras peticiones deben estar en línea con su voluntad y propósito. No se trata de pedir cosas egoístas o superfluas, sino de buscar el bienestar y la bendición de los demás.