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Interpretación de la Biblia / Mateo 9:13

Pero vayan y aprendan qué significa esto: “Lo que pido de ustedes es misericordia y no sacrificios”. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.

En este versículo, Jesús está hablando con los fariseos (ministros de la iglesia en aquellos días) después de haber sanado a un paralítico. Los fariseos criticaron a Jesús por asociarse con pecadores y cobradores de impuestos, y Jesús les respondió con esta frase: "Misericordia quiero y no sacrificios".

Los fariseos creen que la justicia consiste en hacer los sacrificios establecidos por la ley, pero al mismo tiempo olvidan las palabras de Dios dichas por boca del profeta Oseas: “Misericordia deseo y no sacrificio, y el conocimiento de Dios más que holocaustos” (Oseas 6:6). El Señor quiere decir que los sacrificios y toda piedad formal sin amor a los demás, sin actos de misericordia, no valen nada a los ojos de Dios.

“Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores”, o, en otras palabras, el Señor vino para que los pecadores se arrepintieran y se reformaran. No vino a llamar al arrepentimiento a los que se consideran justos y se imaginan que no tienen nada; de arrepentirse, sino los que humildemente se reconocen pecadores y piden a Dios misericordia.

El Señor vino a salvar a todos, incluidos los justos imaginarios, pero hasta que no abandonen los sueños de su justicia y no se reconozcan como pecadores, su llamado será infructuoso y la salvación les será imposible.

En resumen, es necesario entender y aceptar que todas las personas son pecadoras! Nosotros debemos aplicar la misericordia en nuestras vidas pensando siempre en ayudar al prójimo y no justificándonos en que seguimos todas las leyes religiosas. La misericordia es un llamado a la acción, a estar atentos a las necesidades de los demás y actuar cuando sea necesario para ayudar a quienes lo necesitan, de esta forma reflejamos el amor que Dios nos entregó.

Temas: misericordia, arrepentimiento, justicia, sacrificio
Libro: Nuevo Testamento / Mateo
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