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Interpretación de la Biblia / Hechos 3:26

A vosotros primeramente, Dios, habiendo levantado a su Hijo, lo envió para que os bendijera, a fin de que cada uno se convierta de su maldad.

Hechos 3:26 comienza con la declaración de que Dios resucitó a su Hijo y lo envió para bendecirnos. La palabra “resucitado” aquí se refiere a la resurrección de Jesús, el acontecimiento clave en la historia redentora. La resurrección de Jesús fue una prueba irrefutable de Su divinidad y del poder de Dios sobre la muerte y el pecado.

La bendición de Dios a través de Su Hijo resucitado

La segunda parte del versículo nos dice que Dios envió a Su Hijo para bendecirnos. La palabra “bendición” en este contexto se refiere al don divino de la gracia y la misericordia.

A través de Jesús, Dios nos ofrece redención, perdón de pecados, vida eterna y todas las bendiciones que provienen de nuestra relación con Él.

Conversión y transformación

El final del versículo nos dice que el propósito de la bendición de Dios es que nos apartemos de nuestra maldad. La conversión implica un cambio de mente y de corazón, un giro completo hacia Dios y Su voluntad.

La conversión no es simplemente dejar nuestros pecados, sino la transformación de nosotros mismos en nuevos seres con una nueva vida y una nueva personalidad. La conversión es un proceso continuo que nos lleva a una transformación profunda y duradera.

Libro: Nuevo Testamento / Hechos
Temas: bendición, conversión, Jesús, Resurrección, pecado
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