Interpretación de la Biblia / 3 Juan 1:4
El apóstol Juan, en su tercera carta, expresa su gran alegría al saber que sus “hijos” (probablemente refiriéndose al pueblo que él guió al evangelio) caminaban en la verdad. Este versículo es una profunda reflexión sobre la conexión entre la verdad y la felicidad en la vida de un creyente.
En la cultura posmoderna en la que vivimos, la verdad a menudo se considera subjetiva y relativa. Sin embargo, la verdad bíblica es una verdad que trasciende la subjetividad y el relativismo. La verdad bíblica está definida por la palabra misma de Dios y es la realidad objetiva que Dios nos revela acerca de sí mismo, de nosotros y del mundo en el que vivimos.
En la Biblia encontramos verdades universales como el amor de Dios por la humanidad, la necesidad del perdón y la salvación y la vida eterna. Cuando uno reconoce y acepta estas verdades, experimenta una alegría profunda y duradera, independientemente de las situaciones y circunstancias de la vida.
El gozo que se encuentra en la verdad es diferente del placer instantáneo o de la felicidad que depende de las circunstancias. El gozo se encuentra en la confianza de que vivimos según la voluntad de Dios y en comunión con Él. Cuando seguimos la verdad que Dios nos ha revelado, nos liberamos de la culpa y el miedo y encontramos paz y propósito en nuestras vidas.
No hay nada más gratificante que conocer a Dios y comprender Su plan para nosotros como individuos. Cuando seguimos la verdad de Su palabra, no sólo nos abrimos a la libertad del pecado y a la salvación eterna, sino que también sentimos Su amor y nuestra gratitud en nuestro corazón.