Interpretación de la Biblia / 1 Pedro 3:9
¿Has notado que el amor es un tema, que se repite mucho, en las cartas de Pedro? No sólo el amor de Dios por nosotros, sino también nuestro amor por otros. Pedro mismo tuvo que aprender esta lección, ¡y sí que le costó aprenderla! ¡Cuán paciente fue Jesús con él!
Así como toda la ley se resume en el amor, todas las relaciones humanas se cumplen en el amor. Esto se aplica a todo creyente y a todo aspecto de la vida.
Un famoso doctor hizo una lista de las diferentes emociones que producen enfermedades en los seres humanos – como el miedo, la frustración, la rabia, el resentimiento, el odio, la envidia, y los celos. El doctor dijo, que el único antídoto, que puede salvar a la gente de la destrucción contra estas fuerzas tan poderosas ES EL AMOR.
¿Qué es el amor cristiano? Es quedarte callada cuando tus palabras pueden herir. Es tener paciencia cuando tu vecino es brusco. Es hacerte de oídos sordos cuando el escándalo fluye. Es ser considerada con los problemas de otros. Y es ser valiente cuando la desgracia sobreviene.
Esta exhortación debe de haber significado mucho para el mismo Pedro, porque en una ocasión, él trató de luchar CON ESPADA contra los enemigos de Cristo.
Antes de su conversión, Pablo usó todos los medios posibles para oponerse al cristianismo. Pero cuando se entregó a Cristo, Pablo nunca usó ARMAS HUMANAS para luchar las batallas de Dios. Cuando Pedro y los apóstoles fueron perseguidos, ellos dependieron de la oración y del poder de Dios, y no de su propia sabiduría o fuerza.
Debemos obrar con misericordia, porque es así como Dios nos trata.