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Interpretación de la Biblia / Gálatas 3:22

Pero la Escritura declara que todo el mundo es prisionero del pecado, para que mediante la fe en Jesucristo lo prometido se les conceda a los que creen.

El versículo bíblico Gálatas 3:22 revela la verdad sobre la naturaleza de la Escritura y su relación con nuestra experiencia humana en el mundo. La frase "Pero la Escritura declara que todo el mundo es prisionero del pecado" sugiere que el pecado es un aspecto central de la existencia humana y es un tema recurrente en las Escrituras.

Sin embargo, esta afirmación no describe simplemente la realidad humana, sino que representa también una preparación para algo mayor: “para que mediante la fe en Jesucristo lo prometido se les conceda a los que creen”.

La conexión del pecado con la promesa

El hecho de que la Escritura limite todo al pecado no significa que la promesa de salvación de Dios sea un plan secundario. De hecho, es precisamente porque el pecado es un problema universal que esta promesa es tan necesaria.

La promesa hecha por Dios a Abraham en el Antiguo Testamento y cumplida en Jesucristo es la solución divina al problema del pecado. Es a través de la fe en Jesucristo que los creyentes reciben la promesa de salvación y pueden ser liberados de la esclavitud del pecado.

¿Por qué la Escritura concluyó al mundo en pecado?

Puede parecer extraño que la Escritura “confine” al mundo en el pecado, como si esto se hiciera intencionalmente. Sin embargo, hay lógica en esta afirmación. La ley de Dios, dada a la humanidad a través de las Sagradas Escrituras, señala la santidad y la justicia de Dios.

Pero en lugar de conducirnos a este ideal, la Ley nos condena por nuestras propias deficiencias. Es decir, la Ley nos revela la gravedad de nuestro pecado y nuestra incapacidad para salvarnos. Así, la Ley es una parte importante de la Escritura que contribuye a nuestra participación en el pecado.

La fe en Jesucristo como clave para la libertad

Aunque la Escritura limita el mundo al pecado, la promesa de salvación no está fuera de nuestro alcance. En lugar de confiar en nuestras propias obras o en la Ley, la clave de la salvación es la fe en Jesucristo. Al aceptar a Jesús como nuestro Salvador, dejamos atrás nuestros intentos fallidos de cumplir la Ley y encontramos la paz con Dios.

Libro: Nuevo Testamento / Gálatas
Temas: fe, promesas, pecado, confianza
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