Interpretación de la Biblia / 1 Samuel 16:7
Este versículo tiene lugar en la historia de cómo Samuel eligió a David como rey. Samuel, en busca de un sucesor del rey Saúl, visita a la familia de Jesse y conoce a sus siete hijos. Samuel se siente atraído por Eliab, el hijo mayor y más alto, pero Dios le dice a Samuel que no juzgue por las apariencias, sino que mire hacia adentro.
Este versículo presenta una importante doble perspectiva: por un lado, la necesidad de superar las limitaciones impuestas por las apariencias superficiales, y, por otro, la importancia del corazón en nuestra relación con Dios y en la vida en general.
Es fácil juzgar a las personas por su apariencia exterior. Pero es importante recordar que si bien la apariencia puede ser atractiva, no es lo que mejor caracteriza a una persona. Como dice el versículo, Dios mira el corazón, es decir, su bondad, carácter, valores y virtudes.
A menudo, en nuestra búsqueda de la felicidad y la plenitud nos centramos en alcanzar estándares de belleza y éxito material, pero es importante recordar la belleza interior que cada persona posee y que no puede medirse mediante estándares físicos, sociales o culturales.