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Interpretación de la Biblia / Hechos 5:3-4

Ananías —le reclamó Pedro—, ¿cómo es posible que Satanás haya llenado tu corazón para que le mintieras al Espíritu Santo y te quedaras con parte del dinero que recibiste por el terreno? ¿Acaso no era tuyo antes de venderlo? Y una vez vendido, ¿no estaba el dinero en tu poder? ¿Cómo se te ocurrió hacer esto? ¡No has mentido a los hombres, sino a Dios!

Los versículos en cuestión provienen del capítulo quinto de los Hechos de los Apóstoles, que narra la historia de Ananías y Safira, una pareja que quería engañar a los apóstoles y a la comunidad cristiana de Jerusalén. Vendieron la propiedad pero decidieron quedarse con parte del dinero y hacer sólo una parte de lo que habían acordado hacer.

Ananías y Safira, una historia de engaño

Pedro, uno de los líderes de la iglesia, le pregunta a Ananías y Safira por qué mintieron sobre los ingresos de la venta de un terreno. Ananías prometió vender su tierra y llevar todo el dinero a los apóstoles, pero mintió al Espíritu Santo. En otras palabras, pecó.

En la época en que se escribieron los Hechos de los Apóstoles, la comunidad cristiana se caracterizaba por el amor y la generosidad, el deseo de compartir con los demás lo que tenían y de ayudar a los pobres. Así que Ananías y Safira actuaron de manera engañosa y egoísta, tratando de hacer parecer que estaban regalando todo el dinero que obtuvieron por la venta de sus propiedades, cuando en realidad se quedaron con parte para sí.

Luchando contra la tentación del pecado

Estos versículos nos muestran que todos estamos sujetos a la tentación del pecado. Ananías es un ejemplo de cómo podemos caer en la mentira y la deshonestidad si no tenemos cuidado. Satanás, el enemigo de nuestra alma, busca engañarnos y hacernos caer en el pecado.

Mentirle a Dios

Los versículos en cuestión nos enseñan que mentir a los demás es mentir a Dios. En este sentido, el engaño de Ananías y Safira estaba dirigido no sólo contra la comunidad cristiana, sino también contra Dios. Este hecho adquiere un significado especial en el contexto de la época en que se escribieron los Hechos de los Apóstoles, cuando la comunidad cristiana estaba siendo perseguida y acosada por los líderes religiosos y las autoridades romanas.

Más allá de la gravedad del engaño de Ananías y Safira, estos versículos son un recordatorio de que cada acción que realizamos tiene consecuencias y que somos responsables de ellas. Incluso cuando pensamos que nadie nos está mirando o que podemos ocultar nuestras acciones, Dios siempre nos está mirando. Por lo tanto, es nuestro deber actuar honesta y justamente en todas las áreas de nuestra vida, incluso en las situaciones más mundanas.

Libro: Nuevo Testamento / Hechos
Temas: diablo, honestidad, mentir, dinero
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